‘Una fiesta de la fe, de la cultura, y de la amistad’

El padre Shay consagra la Eucaristía durante una misa bilingüe. (Fotos/D. Hunter Reardon)

En algunos pueblos de Latinoamérica, hay sola una parroquia para sus feligreses. En un mundo donde la división entre lo secular y lo sagrado no es tan definido, uno de los eventos cívicos más grandes del año es la fiesta patronal.

Hace dieciséis años, el padre Shay Auerbach y sus feligreses trajeron este tipo de celebración a Richmond. En la parroquia de Sagrado Corazón Richmond, la primera fiesta patronal del Sagrado Corazón tomó lugar en 2007 y desde entonces ha crecido.

“De esta manera, la comunidad puede celebrar nuestra identidad,” dijo el padre Shay. “El patrón de nuestra parroquia es el Sagrado Corazón de Jesús. Esta es una oportunidad para que la comunidad sea renovada alrededor del Sagrado Corazón.”

La parroquia del Sagrado Corazón tiene una comunidad hispana de miles de personas. La fiesta también llamada el “RVA Latino Festival,” celebra varias culturas latinoamericanas. En la noche del viernes 16 de junio, el evento se inauguró con una misa bilingüe y luego, hubo convivio y baile tradicional.

“Aquí la comunidad es como nuestro pueblo, pero la gente viene de todo el mundo,” dijo Emilia Aguilar, una feligresa del Sagrado Corazón y un voluntario del festival. “No somos del mismo pueblo ni del mismo rancho, pero aquí tenemos nuestra comunidad y aquí tenemos nuestra fiesta patronal, como la teníamos en nuestros países.”

Los tonos tropicales de una marimba nueva dieron un sabor distinto a la misa y al baile. (Foto/D. Hunter Reardon)

Los feligreses guatemaltecos habían entregado una marimba nueva construida en Guatemala a la parroquia. Originalmente era un instrumento africano que fue llevada al Mundo Nuevo durante la conquista española. La marimba es el instrumento nacional de Guatemala, y esta marimba nueva formó una parte integral de la fiesta de Pentecostés.

Para la misa bilingüe que inauguró el festival este año, los ritmos tropicales dieron un sabor distinto al incienso y a la música litúrgica, y después acompañaron a los feligreses en el baile folklórico.

Salvador Soto, un feligrés y voluntario, ha sido parte del festival desde el principio. Él ayudó a organizar la lista de bailes y músicos de diferentes países que formaron parte de la celebración el sábado. Soto trabaja como fotógrafo y conoce muchos de sus contactos a través de su trabajo.

“Cuando tomo fotografía en las bodas y las quinceañeras, conozco mucha gente con muchos dones,” dijo Soto. Originalmente de México, él llegó a Richmond en el 2005, y ya tiene muchas amistades talentosas.

De broma él dijo, “No puedo decir nada mal aquí en Richmond porque soy muy reconocido.”

Como Emilia Aguilar y el padre Shay, Soto ha visto el festival creciendo bastante en los últimos dieciséis años. Él dijo, “Casi mil personas vinieron cuando empezamos. Ahora, son más de tres mil, y el festival no es solo para los católicos o los latinos, sino para todo Richmond.”

El padre Santos Ramírez, vicario parroquial en Nuestra Señora de Lourdes Richmond, le encantó el festival. Bebió agua de coco y se comió un elote, una comida popular de Centroamérica. Un elote es una mazorca con mayonesa y sazonado con chile y queso.

“Todos convivían juntos y la comida estaba riquísima,” dijo el padre Santos. “Quiero felicitarlos de todo corazón y desearles las mejores bendiciones a cada persona que participó, colaboró, y puso su granito de arena.”

El padre Santos añadió, “Fue una fiesta de la fe, de la cultura, y de la amistad. Gracias a esta fiesta, pude conocer nuevas amistades con quienes puedo comenzar este camino espiritual. Pude ver mucha participación de diferentes personas de otros países, conviviendo, compartiendo sus historias y su fe.”

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