Papa: Oraciones por los muertos también ayudan a los vivos

Papa Francisco (CNS Photo)

CIUDAD DEL VATICANO — Orar por los muertos y pedirle a Dios que les dé la bienvenida a su presencia para siempre ayuda a los cristianos a recordar de qué se trata realmente la vida y la muerte, dijo el papa Francisco.

Tales oraciones “nos inculcan una verdadera visión de la vida; nos revelan el significado de las pruebas que debemos soportar para entrar en el reino de Dios; abren nuestro corazón a la verdadera libertad y nos inspiran incesantemente a buscar las riquezas eternas”, dijo el papa el 5 de noviembre durante una misa conmemorativa.

La misa anual en el Altar de la Cátedra en la Basílica de San Pedro ofreció oraciones por seis cardenales y 163 obispos que murieron durante el año pasado, incluidos 16 obispos de los Estados Unidos y tres de Canadá.

Debido a las medidas para prevenir la propagación del coronavirus, no se permitió al público asistir a la liturgia. El cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, y el cardenal Francis Arinze, funcionario jubilado del Vaticano, fueron los principales concelebrantes.

Una de las intenciones de oración durante la liturgia pedía a Dios “acoger en tu amoroso abrazo a los cardenales y obispos fallecidos este año y darles la recompensa reservada para tus fieles servidores”.

En su homilía, el papa Francisco se enfocó en la promesa de Jesús: “Yo soy la resurrección y la vida; el que crea en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás”.

La promesa de Jesús es un desafío para los creyentes, dijo el papa.

“Nosotros también estamos llamados a creer en la resurrección, no como una especie de espejismo lejano, sino como un evento ya presente e incluso ahora que trabaja misteriosamente en nuestras vidas”.

Sin embargo, dijo, como Jesús, que lloró en la tumba de su amigo Lázaro, “nuestra fe en la resurrección no ignora ni enmascara el desconcierto muy humano que sentimos ante la muerte”.

“Mientras oramos por los cardenales y obispos fallecidos en el transcurso de este último año”, dijo el papa, los cristianos deben pedir al Señor “que disipe ese dolor impío que ocasionalmente sentimos, pensando que la muerte es el fin de todo — un sentirse lejos de la fe, pero parte de ese miedo humano a la muerte que todos sienten”.

Al enfrentar “el enigma de la muerte”, con el fin de la vida terrena y el comienzo de la vida eterna, los cristianos están llamados a la conversión, dijo.

“Todos los días estamos llamados a dejar atrás nuestra imagen instintiva de la muerte como la destrucción total de una persona”, dijo el papa Francisco. “Estamos llamados a dejar atrás el mundo visible que damos por sentado, nuestras formas de pensar habituales y cotidianas, y a confiarnos por completo al Señor que nos dice: ‘Yo soy la resurrección y la vida’“.

Cuando los cristianos creen eso, dijo, sus oraciones por los difuntos son oraciones “verdaderamente cristianas”.

Tales oraciones “nos permiten tener una visión verdaderamente realista de las vidas que vivieron, comprender el significado y el valor del bien que lograron, su fuerza, su compromiso y su amor generoso y desinteresado”, dijo. Y también ayudan a las personas a “comprender el significado de una vida que aspira no a una patria terrenal, sino a una patria mejor y celestial”.


Testimonio de fe: Julia Concepción Alcazar

Grupo de oración carismático: Caminando con Jesús San Lucas | Virginia Beach

 

Julia Concepción Alcazar

Llegué a los Estados Unidos en el año 2006 de Perú. Mi camino de fe ha existido y fructificado desde mi niñez. Me inicie en diferentes grupos como catequista, guía de grupos, y coro para nombrar algunos. Yo he seguido preparándome con la ayuda, enseñanza, y misericordia de Dios y siempre activa en los ministerios. Sirviendo a la comunidad y en las periferias donde quiera que este, llevando la Palabra de Dios, firme en mi fe y compromiso a Dios. ¡No es un camino fácil, pero con la ayuda de El todo se puede!

Invito a mis hermanos y hermanas a que levantemos la mano y la mirada firme al compromiso con Dios, trabajando e involucrándonos en los diferentes ministerios de nuestras comunidades donde poder sentir el llamado a servir como recompensa de todas las bendiciones recibidas. Solo necesitamos el compromiso personal, lo demás viene por añadidura.

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