La afección pulmonar crónica del papa más una infección son graves, según un médico

Velas votivas y flores a los pies de una estatua de San Juan Pablo II fuera del hospital Gemelli de Roma el 21 de febrero, 2025. (CNS foto/Pablo Esparza)

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Aunque la vida del papa Francisco no corre peligro inmediato, el nivel de múltiples infecciones en sus pulmones significa que no está completamente “fuera de peligro,” dijo el doctor Sergio Alfieri, director de ciencias médicas y quirúrgicas del hospital Gemelli de Roma.

El mayor riesgo al que se podría enfrentar es la sepsis – es decir, si la infección que actualmente está localizada sólo en sus pulmones pasa a su sangre y comienza a afectar a los otros órganos de su cuerpo, dijo el doctor a los periodistas en el atrio del hospital el 21 de febrero.

El papa Francisco tendrá que permanecer hospitalizado durante al menos otra semana, añadió, con el fin de continuar la administración de una amplia gama de medicamentos y terapias clínicas destinadas a erradicar las infecciones virales, bacterianas y fúngicas en sus pulmones, así como ayudar a su respiración con dosis bajas de cortisona. El papa dispone de oxígeno suplementario para tomar con una cánula nasal cuando lo necesite, añadió, precisando que “no está conectado a ninguna máquina.”

Alfieri, el cirujano que realizó las operaciones abdominales del papa Francisco en 2021 y 2023, y un amplio equipo de personal médico especializado han estado atendiendo al póntifice desde que llegó al Gemelli el 14 de febrero tras más de una semana aquejado de bronquitis y dificultades para respirar.

El médico Sergio Alfieri, director de las ciencias medicas y quirúrgicas a la hospital de Gemelli, responde a un reportero el 21 de febrero, 2025. (CNS foto/Pablo Esparza)

El papa había estado recibiendo tratamiento en su residencia, la Domus Santae Marthae, del doctor Luigi Carbone, vicedirector del servicio sanitario vaticano, y de su enfermero personal, Massimiliano Strappetti, por la infección bronquial y la “disnea” o dificultad para respirar, dijo Alfieri.

Como el papa quería ser atendido en su residencia, dijo Carbone, acudieron varios especialistas, sobre todo por las afecciones pulmonares crónicas previas del papa: bronquiectasias y bronquitis asmática, causadas por años de problemas respiratorios y repetidos brotes de bronquitis.

Estas afecciones crónicas pueden tener “reagudizaciones,” dijo, “además con su edad, por definición, es un paciente frágil.”

El tratamiento requirió el uso de una terapia antibiótica con cortisona, explicó Alfieri, que por desgracia también disminuye el sistema inmunitario del paciente y afecta a los niveles de glucosa. El papa no padece diabetes, añadió, pero esto demuestra la necesidad de mantener las dosis bajas, pero lo suficientemente altas para que sean eficaces.

Cuando ya no fue posible ocuparse de estos problemas “en casa,” le llevaron al hospital, dijo.

 

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