Dimite el primer ministro de Haití; el caos nacional afecta a todos, incluso la Iglesia

Conductores pasan junto a una barricada en llamas el 7 de marzo de 2024, durante una protesta en Puerto Príncipe, Haití, cuando el gobierno dijo que extendería el estado de emergencia por otro mes después de una escalada de violencia de las pandillas que buscaban derrocar al primer ministro Ariel Henry. (Foto de OSV News/Ralph Tedy Erol, Reuters)

SÃO PAULO, Brasil (OSV News) — En medio de la peor crisis de seguridad que Haití ha experimentado en varios años — una crisis que ha sido particularmente dura para los miembros de la Iglesia — el primer ministro Ariel Henry dimitió después de semanas de caos en la nación caribeña.

La decisión se produjo después de que una escalada de violencia hiciera casi imposible la vida cotidiana en Haití, con al menos el 80% de la capital, Puerto Príncipe, en manos de pandillas y más de 300.000 ciudadanos desplazados.

Henry dijo en un discurso grabado en vídeo a finales del 11 de marzo que su gobierno dejaría el poder tras el establecimiento de un consejo de transición. “Haití necesita paz. Haití necesita estabilidad,” afirmó.

El país se encuentra al borde de la guerra civil, según el arzobispo de Puerto Príncipe, Max Leroy Mésidor, presidente de la conferencia episcopal haitiana.

El arzobispo Mésidor comunicó a la organización caritativa pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada que las bandas armadas actúan con una organización alarmante, superando los esfuerzos de las fuerzas del orden. Esto ha obstaculizado gravemente las actividades caritativas de la Iglesia, agravando una situación calamitosa, dijo el prelado.

Los grupos criminales han estado coordinando ataques contra comisarías de policía y en las últimas semanas han conseguido liberar a más de 3.000 reclusos de un centro penitenciario, entre ellos asesinos y secuestradores. Algunos jefes de pandillas, entre ellos el ex policía y líder pandillero más temido, Jimmy “Barbecue” Cherizier, que encabeza una alianza de nueve pandillas conocida como G9, afirmaron que su objetivo era provocar la dimisión del primer ministro.

Henry asumió el cargo tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021. Desde entonces, las bandas han crecido rápidamente y han ampliado su alcance en la sociedad haitiana, agravando una situación ya de por sí caótica en el país.

La Iglesia ha intentado ayudar a los pobres, con varios programas sociales en barrios obreros. Pero la violencia ha hecho imposible que muchos misioneros sigan adelante.

En 2023, por ejemplo, una misión intercongregacional brasileña establecida hace 13 años tuvo que cerrar después de que hombres armados invadieran su sede.

Los misioneros católicos han sido uno de los principales objetivos de los secuestradores, algo que ha sembrado el miedo en el clero haitiano.

En lo que va del año, un gran número de sacerdotes y religiosas fueron secuestrados. Los miembros de las pandillas afirman que la Iglesia y las organizaciones católicas suelen pagar un rescate por los misioneros secuestrados, por lo que se han convertido en los objetivos preferidos de los secuestradores.

Los secuestros más recientes incluyen el de seis religiosas en enero, que fueron liberadas al cabo de cinco días, pero el conductor del autobús en el que viajaban fue asesinado. El 23 de febrero, un grupo de seis miembros de la Congregación de los Hermanos del Sagrado Corazón fueron secuestrados por hombres armados junto con un profesor cuando se dirigían al colegio Juan XXIII, donde trabajan; el colegio está gestionado por su congregación. El 5 de marzo, tres religiosas, miembros de las Hermanas de San José de Cluny, fueron secuestradas en el orfanato que dirigían. La institución está situada en una zona dominada por una pandilla llamada 400 Mawozo.

Las tres religiosas fueron liberadas al día siguiente y ahora están a salvo. De los seis hermanos del Sagrado Corazón, cuatro han sido liberados, además del profesor laico, según un comunicado publicado por la congregación el 10 de marzo.

“Dos hermanos permanecen en cautiverio. Estamos negociando con los criminales,” dijo a OSV News el padre Gilbert Peltrop, secretario general de la Conferencia de Religiosos de Haití.

El padre Peltrop dijo que las tres Hermanas de San José de Cluny fueron liberadas sin pedir rescate. Normalmente, las pandillas piden grandes sumas de dinero a cambio de las víctimas secuestradas, algo que requiere largas negociaciones hasta que se acuerdan cantidades más viables.

Según el padre salesiano Morachel Bonhomme, que dirige la Conferencia de Religiosos de Haití, el escenario actual para los miembros del clero en el país es extremadamente duro.

“Intentamos ser prudentes, pero seguimos estando presentes. Tenemos una misión que cumplir. Nuestra misión es acompañar a los pobres, a los sin techo, a los más necesitados de la sociedad, incluso cuando es difícil hacerlo,” dijo el padre Bonhomme a OSV News.

Varios analistas, incluidos miembros de la Iglesia, afirman que la ayuda internacional es esencial para hacer frente a la crisis actual en Haití.

Las Naciones Unidas decidieron enviar al país una misión multinacional de apoyo a la seguridad. La fuerza de paz estaría dirigida por Kenia, que aceptó desplegar 1.000 policías. Pero la medida está siendo cuestionada en el sistema judicial keniano y aún no está claro si el país africano podrá dirigir la misión.

El 7 de marzo, la Red Eclesial Justicia y Paz en la patria grande, que incluye a las comisiones episcopales de justicia en América Latina y el Caribe, hizo público un documento en el que pedía “a las autoridades internacionales y a la comunidad mundial no permanecer indiferentes ante el sufrimiento de los más pobres y los más débiles del querido pueblo haitiano, que una vez más enfrenta la muerte, el hambre y el dolor.” La carta pedía una “intervención urgente de fuerzas internacionales de paz.”

“Creemos firmemente en la vía democrática en tanto expresión fiel de la voluntad de los pueblos para alcanzar la justicia y la paz en todas las naciones de América Latina y el Caribe, y en este momento especialmente en Haití. Igualmente, en la necesidad de la presencia y vigencia de autoridad política legítima y actuante,” decía la declaración, añadiendo que sus firmantes están orando por “los frutos de diálogo, de reconciliación y de paz en Haití.”

Prelados estadounidenses han instado a rezar por Haití, entre ellos el obispo Robert J. Brennan de Brooklyn, Nueva York, que ha invitado a los fieles de la diócesis a unirse a él en la oración por la nación caribeña en una Misa vespertina el 18 de marzo en la Iglesia de los Santos Inocentes de Flatbush. La iglesia es la parada de ese día en la Peregrinación Diocesana de Cuaresma.

“Por favor, recen por la paz en Haití y por una resolución pacífica de esta crisis política mientras nos solidarizamos con tantos aquí en Brooklyn y en Queens que están preocupados por sus seres queridos en Haití,” dijo el obispo Brennan.

 

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