El Papa Francisco nos dice en la carta apostólica Desiderio desideravi, “El contenido del Pan partido es la cruz de Jesús, su sacrificio en obediencia amorosa al Padre. Si no hubiéramos tenido la última Cena, es decir, la anticipación ritual de su muerte, no habríamos podido comprender como la ejecución de su sentencia de muerte pudiera ser el acto de culto perfecto y agradable al Padre, el único y verdadero acto de culto. Unas horas más tarde, los Apóstoles habrían podido ver en la cruz de Jesús, si hubieran soportado su peso, lo que significaba “cuerpo entregado”, “sangre derramada”: y es de lo que hacemos memoria en cada Eucaristía. Cuando regresa, resucitado de entre los muertos, para partir el pan a los discípulos de Emaús y a los suyos, que habían vuelto a pescar peces y no hombres, en el lago de Galilea, ese gesto les abre sus ojos, los sana de la ceguera provocada por el horror de la cruz, haciéndolos capaces de “ver” al Resucitado, de creer en la Resurrección.” Hoy en día, también somos llamados a ver más allá de lo que vemos en frente de nuestra realidad diaria, reconociendo esta verdad en cada misa que celebramos y cada vez que comulgamos. Es por medio de este principio que la comunidad hispana/ latina empezó a fomentar algo muy especial dentro del territorio de la diócesis de Richmond hace 27 años.
La Oficina del Ministerio Hispano comenzó con el Apostolado Hispano en la diócesis de Richmond en 1995. Una de las primeras formaciones fue el taller de liturgia para los ministros extraordinarios de la eucaristía y los lectores. Esta formación fue el comienzo de algo maravilloso dentro de la comunidad hispana/latina de nuestra diócesis. Ella no solo inicio la participación activa de los fieles laicos en los diferentes ministerios de la misa sino también dio espacio para el compromiso y la acción digna del servicio que se le rinde al Señor de Señores, Rey de Reyes.
Este año la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, inspirados por el Espíritu Santo, nos está llamando a renovar nuestro compromiso con Jesús sacramentado de una forma nueva y dinámica. Un avivamiento que ha cautivado a todos que sienten arder en sus corazones el momento de la fracción del pan (Lc. 24, 13-35). El Avivamiento Eucarístico Nacional de los Estados Unidos tuvo su comienzo en la diócesis de Richmond en junio 2022 y está tomando raíz dentro de los diferentes eventos diocesanos.
Los obispos de los Estados Unidos nos recalcan:
“Nuestro mundo está herido. Todos necesitamos curación, pero muchos de nosotros estamos separados de la fuente misma de nuestra fuerza. Jesucristo nos invita a volver a la fuente y a la cumbre de nuestra fe: su Presencia Real en la Eucaristía. El Avivamiento Eucarístico Nacional es un movimiento para restaurar la comprensión y la devoción a este gran misterio aquí en los Estados Unidos.” “Escándalo, división, enfermedad, duda. La Iglesia ha resistido cada uno de ellos a lo largo de nuestra propia historia humana. Pero hoy nos enfrentamos a todos ellos, todos a la vez. Nuestra respuesta en este momento es fundamental. En medio de estas olas rugientes, Jesús está presente, recordándonos que Él es más poderoso que la tormenta. Él desea sanar, renovar y unificar a la Iglesia y al mundo.” “¿Cómo lo haremos? Uniéndonos de nuevo en torno a la fuente y la cumbre de nuestra fe: la Sagrada Eucaristía. El Avivamiento Eucarístico Nacional es la respuesta alegre, expectante y de base de toda la Iglesia católica de los Estados Unidos a esta invitación divina.”
Al responder a este llamado de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, con el apoyo y acompañamiento de nuestro Obispo Barry C. Knestout, la Oficina del Ministerio Hispano en colaboración con la Oficina del Culto Divino, ha creado el segundo nivel del taller de liturgia. Este taller se estrenó por primera vez el sábado, 1 de octubre, en el centro pastoral de la diócesis en Richmond. Tuvimos 50 personas presente de 5 parroquias: Holy Trinity Norfolk, St. Luke Virginia Beach, St. Augustine Richmond, Our Lady of Lourdes Henrico, St. John Highland Springs. Algunos de los que estaban presentes participaron por primera vez después de muchos años. Otros ministros todavía se acordaban de los primeros talleres de liturgia que se dieron hace 27 años. Bendecidos por medio de esta formación nueva, la integridad de este crecimiento llego a su culmen cuando los lideres, ministros, y coordinadores que participaron dieron sus testimonios sobre todo lo que ha hecho en sus vidas y en las vidas de sus seres queridos el Señor Jesus sacramentado. Entre sonrisas y lágrimas, los testimonios ayudaron a renovar el nuestro espíritu con la esperanza que solo Dios puede dar.
Anticipamos tener más talleres de liturgia nivel 1 y 2 a través del año y esperamos que ahora, después de la pandemia, las personas pueden regresar a la misa y vivir la experiencia de la Eucaristía que se encuentra en su forma extraordinaria y viva en el Santísimo. Con esta esperanza fijamente puesta en Cristo, seguiremos resonando en nuestras mentes y nuestros corazones las palabras de Jesús:
“Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo.” Juan 6,51
Para información sobre el Avivamiento Eucarístico Nacional: https://es.eucharisticrevival.org/ Para solicitar un taller de liturgia nivel 1 en su parroquia y/o en su región, comuníquese con nuestra oficina al [email protected]