Resiste el mal y recibe la comunión, dice el papa a los participantes del Congreso Eucarístico Internacional

El papa Francisco, el 14 de septiembre. (CNS foto/Vatican Media)

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) – Simples gestos de piedad, como recibir la comunión, siembran armonía entre la humanidad y pueden ser actos de rebeldía contra el mal, dijo el papa Francisco.

En un video pregrabado para el Congreso Eucarístico Internacional en Quito, Ecuador, publicado por el Vaticano el 8 de septiembre, el papa explicó el poder de la Eucaristía a través de la historia de la hermana trinitaria alemana Angela Autsch, que fue encarcelada por los nazis y enviada a Auschwitz, donde murió en 1944.

Antes de su detención, invitó a sus familiares a recibir la Eucaristía y a resistir el nazismo “con gestos sencillos y, en ciertos ambientes, peligrosos, a acercarse lo más posible al sacramento del altar, a rebelarse comulgando,” dijo el papa.

Señaló que para la hermana Autsch, promover la comunión frecuente y la oración por la Iglesia y el papa “era encontrar en la Eucaristía un vínculo que refuerza el vigor de la Iglesia misma” y entre sus miembros, así como una forma de organizar “una resistencia que el enemigo no puede desbaratar porque no responde a un designio humano.”

“Estos gestos sencillos son los que nos hacen más conscientes de que si un miembro sufre, todo el cuerpo sufre con él,” dijo el papa Francisco, instando a los participantes en el congreso a recuperar “esta fraternidad radical con Dios y entre los hombres.”

El 53º Congreso Eucarístico Internacional (conocido como IEC 2024) se celebró en la capital ecuatoriana del 8 al 15 de septiembre bajo el lema “Fraternidad para sanar el mundo.” El congreso coincidió con el 150º aniversario de la consagración de Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús.

De las muchas lecciones que se pueden extraer de la Eucaristía, el papa Francisco dijo que el enfoque del congreso sobre la fraternidad demuestra “una condición esencial para un mundo nuevo, un mundo más justo, un mundo más humano.”

Los primeros padres de la Iglesia predicaron sobre cómo el signo del pan “enardece en el pueblo de Dios el deseo de fraternidad,” dijo el papa. “Del mismo modo que no se puede laborar el pan con un único grano, también nosotros debemos caminar juntos, pues siendo muchos somos un único cuerpo, un único pan.”

 

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