(OSV News) – Nueve sacerdotes y un diácono han sido detenidos por la policía y paramilitares por medio de los ataques a la Iglesia al norte de Nicaragua, reduciendo el personal de la diócesis de Matagalpa, cuyo líder, el obispo Rolando Álvarez, vive en el exilio.
Ellos fueron detenidos el 1 y el 2 de agosto. Algunos de ellos fueron arrestados en parroquias y residencias parroquiales, según los medios de comunicación independientes nicaragüenses. Un sacerdote octogenario también fue detenido el 27 de julio en la diócesis de Estelí donde el obispo Álvarez es administrador apostólico.
“La diócesis de Matagalpa prácticamente ya no tiene clero. Hemos sido expulsados, apresados y obligados a huir. Las parroquias están quedando solas,” dijo a OSV News un sacerdote exiliado.
(La Iglesia) ha sido atacada “por todos los frentes. Han quitado su clero, han congelado sus cuentas, la Iglesia sobrevive,” añadió. Pero del régimen sandinista en el poder, dijo: “Su objetivo final es exterminar la Iglesia diocesana donde Monseñor Rolando (Álvarez) sigue siendo obispo.”
Las detenciones reflejan la represión creciente de la Iglesia Católica en el país centroamericano, que se ha encaminado hacia el totalitarismo. El presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, siguen reprimiendo la disidencia, cerrando espacios a la sociedad civil y atentando contra la libertad de religión, con sacerdotes siendo espiados y obligados a vigilar sus palabras durante las misas.
La represión “proviene de las profundas inseguridades de los líderes del régimen que desean el control absoluto y buscan abolir las instituciones independientes para lograrlo,” dijo Eric Farnsworth, vicepresidente del Consejo de las Américas.
La Iglesia es una de las últimas instituciones independientes en Nicaragua. Por eso, la persigue el gobierno.
Recientemente han aparecido evidencias de lucha interna con el régimen “dispuesto a ir a por los suyos,” dijo Ryan Berg, director del Programa de las Américas en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
El último ataque contra la Iglesia Católica se produjo en medio de las manifestaciones en Venezuela – un aliado de Nicaragua – donde los partidarios de la oposición han inundado las calles para protestar contra el fraude
electoral. El presidente Nicolás Maduro los ha suprimido con la policía y con escuadrones controlados por el gobierno.
El obispo de Danlí, Honduras, José Antonio Canales Motiño, acusó al régimen nicaragüense de “aprovechar la distracción (de lo que está sucediendo) en Venezuela” para perseguir a los sacerdotes en Nicaragua sin la atención de los medios internacionales.
“La dictadura Ortega-Murillo le tiene odio [al obispo Álvarez] y lo ve como un hombre peligroso,” dijo Martha Patricia Molina, una abogada nicaragüense en el exilio. “La dictadura con sus acciones ilegales, arbitrarias e inconstitucionales en contra de los religiosos de la diócesis de Matagalpa, lo único que demuestra es que quieren arrasar con todo.”