El sábado 7 de junio, en la Catedral del Sagrado Corazón en Richmond, el obispo Barry C. Knestout ordenó al sacerdocio a tres hombres: el padre Andrew Clark, el padre Samuel Hill y el padre Matthew Kelly.
Al inicio de la misa, el órgano resonó al entonar celestialmente el himno “Lauda Jerusalem,” mientras que el obispo, los tres candidatos y una multitud de sacerdotes procesionaron por la nave central. La catedral estaba llena de fieles incluso ocupando todos los asientos adicionales y cada banca.
Tras la Liturgia de la Palabra, los tres candidatos fueron convocados al frente del altar y presentados al obispo, quien luego dio su homilía.

“Al contemplar las necesidades de nuestra Iglesia local, me vienen a la mente las palabras de Jesús: ‘La mies es mucha más los obreros pocos,’” dijo el obispo Knestout. “Sin embargo, aquí ante nosotros, reunidos en la catedral, hay tres jóvenes generosos que, tras años de estudio y formación, desean ser instrumentos de la paz, la reconciliación y la esperanza de Cristo en la Iglesia.”
Los candidatos tomaron un voto de obediencia y respeto al obispo y a sus sucesores, y luego se postraron ante el altar mientras que la asamblea cantaba la Letanía de los Santos.
“En ese momento, toda la Iglesia — en la tierra y en el cielo — está orando por ti… Te arrecuestas de frente y las oraciones simplemente te abrazan,” dijo el padre Kelly.
Al recordar ese instante el padre Kelly citó el Salmo 42,7: “Abismo que llama al abismo, en el fragor de tus cataratas, todas tus olas y tus crestas han pasado sobre mí.”
“Es un momento bellísimo del Rito de la Ordenación,” dijo el padre Clark. “Yo estaba orando en silencio, respondiendo con el canto.”


Cada candidato se arrodilló ante el obispo, quien impuso sus manos sobre sus cabezas invocando al Espíritu Santo. Luego, los demás sacerdotes presentes hicieron lo mismo, signo que los nuevos presbíteros ahora gozan la plenitud de la orden sacerdotal.
Mientras que el coro cantaba el himno antiguo “Veni, Creator Spiritus,” el obispo ungió las manos de los padres Clark, Hill y Kelly con el santo crisma, y les entregó la patena con el pan y el cáliz ya mezclado con el vino y el agua. En un gesto de bienvenida, el obispo y los sacerdotes en el altar saludaron a cada uno de los nuevos sacerdotes con el beso fraternal de la paz.
“Fue una experiencia hermosa de sentirme amado por toda la Iglesia,” expresó el padre Kelly.
“Sentí mucha paz y admiración por lo que estaba pasando,” dijo el padre Hill. “Uno puede pasar una vida entera contemplando el misterio de lo que sucede en la ordenación de un sacerdote.”
‘Una experiencia conmovedora’
Inmediatamente después del Rito de la Ordenación, los padres Clark, Hill y Kelly concelebraron por primera vez la Liturgia de la Eucaristía.


Robert Clark, papá del padre Clark, lo describió como “un momento de mucha alegría.”
“Verlo … ser aceptado por el obispo, subir al altar y unirse a él y a todos los sacerdotes, fue muy conmovedor,” afirmó. “Él y los demás han trabajado mucho para llegar a este momento.”
Mitch Clark, primo del padre Clark, asistió a la misa con su esposa Dolly. Ambos son de la religión bautista; Dolly había asistido a solo una misa en su juventud, y esta fue la primera para Mitch.
“Fue precioso,” dijo Dolly. “La catedral es impresionante. Sabemos que Andrew va a tener un gran impacto en su comunidad, y estoy segura de que esta parroquia ha tocado muchas vidas a lo largo de los años.”
“La comunidad que estuvo presente hoy … es algo admirable. La mayoría de las personas no son parientes de los tres jóvenes, pero están aquí para apoyar su fe y lo que ellos van a aportar a la Iglesia,” añadió.
John Hopkins, abuelo del padre Hill, que es de la religión metodista, dijo que aún está aprendiendo más sobre la fe católica.
“Fue una ceremonia muy impresionante,” comentó. “Estamos sumamente alegres por Sam; lo queremos con todo el corazón.”
Jackie Kelly, hermana del padre Kelly, dijo que le cuesta no platicar sobre su hermanito — más ahora siendo sacerdote.
“Siempre hablo de él con todos nuestros amigos,” contó. “Es muy humilde y santo — y siempre está haciendo algo especial.”
Parker Harnack, feligrés de la parroquia de St. Benedict en Richmond, fue uno de los muchos que, sin ser familia de los nuevos sacerdotes, quiso participar en este día especial.
“Es maravilloso estar en la catedral, ver a estos jóvenes entregarse al sacerdocio, abrazar la fe de una manera tan profunda,” dijo Harnack. “Ha sido una experiencia verdaderamente conmovedora.”
Celebrando la misa
Los padres Clark, Hill y Kelly celebraron su primera misa en Pentecostés. El padre Clark celebró la misa en la Pro-Cathedral of St. Peter en Richmond; el padre Samuel Hill celebró la misa en la Basílica of St. Andrew, Roanoke; y el padre Kelly celebró unas misas públicas en St. Benedict y en Our Lady of Lourdes, ambas en Richmond, luego de celebrar una vigilia privada con las Hermanas Combonianas el sábado por la noche.
Celebrar la misa, dijo el padre Clark, “fue una maravilla, una gran alegría.”
“Siento que es natural para mí. Me siento que estoy exactamente donde debo de estar, y brota de mi corazón,” compartió el padre Kelly. “A la misma vez, todavía necesito tomar una pausa y dejar que todo esto se integre, porque es algo muy impresionante.”
El padre Hill celebró la misa por la primera vez cerca de Bedford, donde creció.
“Mi familia, personas que he conocido desde mi juventud, amigos de la escuela, de la universidad, del seminario, de las parroquias donde he servido … todos estaban allí para apoyarme y celebrar el sacerdocio,” dijo el padre Hill. “Me sentí muy agradecido.”
Asignaciones iniciales
El padre Clark ha sido asignado a la Basílica of St. Andrew en Roanoke; el padre Hill a la parroquia de St. Bridget en Richmond; y el padre Kelly a la parroquia del Blessed Sacrament en Harrisonburg. En septiembre, el padre Hill regresará a Roma para terminar su Licenciatura en Teología Sagrada en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz.
“Es una asignación parroquial muy emocionante. Nunca he sido asignado a una parroquia en el Vicariato del Oeste, y yo soy del este. Amo las montañas, pero me resultan muy desconocidas — y lo desconocido puede ser algo bueno,” expresó el padre Clark.
Su asignación anterior fue como diácono en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, en Washington, D.C. “Con humor, el obispo Knestout dijo que pasaría de una basílica a otra,” comentó el padre Clark.
Al tener el nombre de su nueva parroquia, dijo: “Amo a San Andrés — es uno de mis dos santos favoritos. Estando en una parroquia bajo su patrocinio es algo muy bonito. Y estando en nuestra nueva basílica es un honor muy especial.”
El padre Hill expresó mucho entusiasmo por su nueva misión en la parroquia de St. Bridget, aunque no ha tenido la oportunidad de conocer bien la parroquia.
“Esta es la primera vez en que el obispo ha puesto bajo mi cuidado las almas de un pueblo. Estoy deseando conocer a los feligreses de St. Bridget,” comentó.
El padre Kelly comparó su nueva asignación en la parroquia del Blessed Sacrament como “una esposa con velo.”
“Todavía no conozco a nadie allá,” dijo, “pero estoy muy encantado de poder conocerlos y ser su servidor.”
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