El Sínodo dio vida a una nueva forma de ‘ser Iglesia,’ dicen sus miembros

El papa Francisco celebra la misa de clausura del Sínodo de los Obispos en la Basilica de San Pedro en el Vaticano el 27 de octubre, 2024. (CNS foto/Lola Gomez)

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Los miembros del Sínodo de los Obispos experimentaron una nueva forma de “ser Iglesia” y se comprometen a compartirla, dijeron dos cardenales que guiaron la labor de sínodo.

Hablando el 26 de octubre después de que los miembros del sínodo aprobaran su documento final y el papa Francisco lo aprobara, el cardenal Mario Grech, secretario general del sínodo, dijo a los periodistas: “Para mí, personalmente, este documento es importante, pero hay un documento que no estaba escrito, que es la experiencia” de la sinodalidad por parte de todos los que participaron en el proceso global desde su inicio en 2021.

“La experiencia durante este año ha sido hermosa,” dijo a los periodistas en la rueda de prensa final del sínodo el 26 de octubre. “Y ahora el documento final ayudará a apoyar a las iglesias locales mientras “intentan asumir este estilo de sinodalidad.”

“Hemos caminado juntos y ahora sabemos que tenemos que (seguir caminando) juntos en el futuro. Y esa es, creo, la gran lección que hemos podido experimentar,” dijo el cardenal Jean-Claude Hollerich, relator general del sínodo, después de que los miembros del sínodo concluyeran la segunda sesión del sínodo sobre la sinodalidad.

“No sólo tenemos que enseñar el documento, sino que también hemos intentado dar a la gente la experiencia para que se convierta en una verdadera Iglesia sinodal en misión. No olvidemos” que compartir el Evangelio es el objetivo último del proceso plurianual, dijo.

“No nos hemos reunido sólo para ver (las) estructuras de la Iglesia; no nos hemos reunido para hacer una batalla entre conservadores y liberales. Nos hemos reunido para tener una Iglesia sinodal para todos los bautizados, una Iglesia … que escuche la misión que ha recibido de Cristo e intente hacerlo en la vida cotidiana,” dijo el cardenal Hollerich.

En la rueda de prensa, se preguntó a los miembros de la secretaría general del sínodo qué ha cambiado y se ha hecho posible gracias a la sesión de este año que no hubiera sido posible en la primera sesión de Roma en 2023.

“El hecho de que hayamos continuado con la práctica de la escucha ya es un gran beneficio,” dijo el cardenal Grech.

El cardenal Hollerich dijo: “El año pasado todavía se podía decir que había un grupo mayoritario (y) un grupo minoritario, que se miraban a veces con recelo.”

Pero, al seguir la metodología del sínodo, que incluye la oración, la escucha mutua y “la conversación en el Espíritu Santo, crece algo nuevo, una nueva realidad de ser Iglesia juntos,” lo que significó que, este año, la experiencia “fue completamente diferente,” explicó.

“Por supuesto, en algunos temas hubo división de opiniones, lo cual es bastante normal en una asamblea de este tipo” con personas procedentes de orígenes y culturas tan diferentes, dijo.

“Pero no se vio como una especie de reunión política en la que hay que intentar conseguir la mayoría,” dijo el cardenal Hollerich.

La segunda sesión terminó el 26 de octubre con todo el mundo “lleno de alegría,” dijo, y no hubo ninguna sensación visible de que la gente se lamentara de que no se hubiera tenido en cuenta su postura.

El padre jesuita Giacomo Costa, secretario especial de la asamblea sinodal, dijo que el hecho de que el documento final se centre en cómo ser una Iglesia más acogedora y participativa también tiene consecuencias claras e importantes para las iglesias locales en comunidades donde vive un gran número de inmigrantes y recién llegados.

No se trata sólo de tener nuevos enfoques y técnicas, dijo, sino de una forma totalmente nueva de ver la Iglesia como “peregrinos enraizados en el movimiento.”

“Esta es también la perspectiva en la que la Iglesia quiere vivir, responder y también dar testimonio de algo en un mundo globalizado,” dijo el sacerdote.

“Ya no podemos pensar (en la Iglesia) de la manera tradicional, con los muros cerrados de la propia parroquia, el propio campanario y el propio sacerdote, y eso se acaba ahí,” dijo. “Estamos llamados a estar arraigados pero en el sentido de peregrinación, de caminar juntos hacia una meta, todos hacia el Reino.”

La Iglesia debe ser un “centro” abierto y un “punto de encuentro” para todos en la comunidad en general: los que llevan allí mucho tiempo; los que están de paso como trabajadores o estudiantes; y todos los que se encuentran en muchas otras situaciones diferentes, dijo el padre Costa.

“Ya no puede encerrarse en su propia realidad,” dijo, pero lo que la gente siempre encontrará en el centro de cada parroquia es la Eucaristía, “que expresa esta unión que va más allá de todas las fronteras y que en Cristo nos hace descubrirnos unos a otros como hermanos y hermanas.”

 

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