CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — El papa Francisco experimentó “una crisis respiratoria asmática prolongada, que también ha requerido la aplicación de oxígeno de alto flujo” el 22 de febrero, dijo el boletín médico diario publicado por el Vaticano.
Además de necesitar más oxígeno, que fue administrado a través de una cánula nasal, el boletín dijo que el papa, quién tiene 88 años, requirió una transfusión de sangre después de que los análisis “mostraron plaquetopenia, asociada a anemia” lo que que requirió la administración de transfusiones de sangre. La plaquetopenia es un recuento bajo de plaquetas (en inglés se denomina más comúnmente trombocitopenia).
“El estado del Santo Padre sigue siendo crítico, por lo que, como se explicó ayer, el papa no está fuera de peligro,” decía el boletín publicado a última hora del 22 de febrero.
“El Santo Padre continúa atento y ha pasado el día en un sillón, aunque con más dolor que ayer,” decía el boletín. “Por el momento, el diagnóstico es reservado.”
Los médicos del papa en el hospital Gemelli de Roma habían dicho a los periodistas el 21 de febrero que escriben los boletines con el equipo de médicos que tratan al papa y lo dan a conocer a través de la oficina de prensa del Vaticano con la aprobación del papa.
El papa Francisco ingresó en el hospital el 14 de febrero con bronquitis y problemas respiratorios.
En un encuentro con periodistas tras una semana de hospitalización, los médicos dijeron que el Papa había mostrado signos de mejoría, pero que no estaba completamente fuera de peligro, ya que luchaba contra una neumonía a ambos pulmones y una infección de las vías respiratorias.
La oficina de prensa del Vaticano ya había dicho a principios del 22 de febrero que el papa Francisco no dirigiría el rezo del Ángelus de ninguna forma desde el hospital. Algunos esperaban que se asomara a la ventana de su habitación o que al menos enviara un saludo.
El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado Vaticano, en una entrevista publicada el 22 de febrero en el diario italiano Corriere della Sera, fue preguntado por las especulaciones de los medios sobre si el papa renunciaría o debería renunciar.
“Creo que son especulaciones inútiles,” dijo. “Ahora mismo, estamos centrados en la salud del Santo Padre, su recuperación y su regreso al Vaticano; éstas son las únicas cosas que cuentan.”
El cardenal, que viajaba a Burkina Faso cuando el papa fue hospitalizado, regresó a Roma el 19 de febrero. Muchos periodistas esperaban que fuera al hospital a ver al papa ese mismo día.
Pero aún no ha ido.
“Le hice saber que estoy disponible si lo cree necesario, pero hasta ahora no ha habido necesidad. Y, en ese sentido, es mejor que esté protegido y tenga el menor número posible de visitas para que pueda descansar,” dijo el cardenal Parolin. Los médicos del papa también habían dicho el 21 de febrero que estaban tratando de limitar incluso el número de personal médico que entraba y salía de la habitación del papa debido al peligro de infección.
También se le preguntó si le preocupaban los rumores sobre personas que se disputan el poder en el Vaticano y sobre la publicación de información falsa sobre la salud del papa.
“Honestamente, tengo que decir que no sé si existen tales maniobras y, en cualquier caso, trato de mantenerme al margen,” dijo el cardenal Parolin. “Por otra parte, creo que es bastante normal que en estas situaciones puedan difundirse rumores incontrolados o se pronuncie algún comentario fuera de lugar; ciertamente no es la primera vez que sucede. Sin embargo, no creo que haya ningún movimiento en particular y, de momento, no he oído nada parecido.”