Lo tenía como una preocupación innata y había comenzado a modelar, en él, su actividad ministerial cuando era un párroco joven. Don Giuseppe Sarto era un joven dedicado y se empleaba con energía en los miles de tareas que pronto le fueron confiadas por el obispo de Treviso. Tenía el don de la catequesis y la urgencia de arraigar la fe en los fieles a través de cursos estructurados de formación junto con los sacramentos.
Elegido papa bajo el nombre Pío X en 1903, la llevó con urgencia entre otras cosas: elaborar un nuevo catecismo, con una serie de preguntas y respuestas para ayudar a los menos instruidos, en un tiempo de unificación del pueblo italiano para interiorizar los fundamentos de la vida cristiana.
Muchas veces los ‘primeros en llevar la fe’
Precisamente pensando en la labor de los catequistas, el papa Francisco mencionó la figura del papa Pío X durante la audiencia general el 21 de agosto, día en que la Iglesia conmemora al pontífice quien fue proclamado santo por Pío XII en 1954.
“Hoy, en conmemoración de San Pío X, en muchas partes del mundo se celebra el día del catequista,” dijo Francisco. “Pensamos en nuestros catequistas que tanto trabajan y son, en algunas partes del mundo, los primeros en llevar adelante la fe. Recemos hoy por los catequistas, para que el Señor les infunde valor y les permite seguir adelante.”
En particular, en su saludo a los grupos de lengua alemana presentes en la audiencia general, el Papa subrayó con otras palabras el impulso apostólico que fue la misión de San Pío X.
“Llevar a Jesucristo de nuevo al centro de la atención de todos los creyentes fue también el gran deseo de San Pío X, cuya memoria celebramos hoy,” el pontífice continuó. “Por medio de su intercesión, que el Señor les conceda experimentar siempre su cercanía amorosa.”