El obispo Barry C. Knestout dio esta declaración sobre el fallecimiento del papa Francisco:
En comunión con los fieles de la Diócesis Católica de Richmond, lamento el fallecimiento del papa Francisco y ofrezco mis oraciones a Nuestro Señor por el descanso eterno de su alma.
Al reflexionar sobre su pontificado, me emociona la forma en que cada papa deja una huella única en la Iglesia Católica. Su sencillez y su forma de dialogar eran sus carismas. Sus esfuerzos por acercarse a las personas en las periferias: los pobres, los vulnerables y los marginados formaban parte de su caridad. La sinodalidad, un énfasis que marcó su pontificado nos ha enseñado que, al escucharnos los unos a otros atentamente, podemos amar como Cristo amó aun viviendo en un mundo fragmentado.
Tuve la bendición de conocer al papa Francisco en tres ocasiones; la más reciente fue hace varios meses, en una peregrinación que tomaron los feligreses de la Basílica de San Andrés, en Roanoke a Roma. En cada uno de nuestros encuentros, el papa me saludó con una sonrisa amable y con solo unas palabras en inglés, el dijo: “¡Reza por mí!”
Le aseguré que íbamos a orar y seguir orando por él. Oremos por este Pastor de la Iglesia Católica. Encomendamos su alma a Cristo, el Buen Pastor. Que la Iglesia siga en camino en y con la caridad, perfeccionando el amor misericordioso de Cristo en todo lo que pensamos, decimos y hacemos al seguir el ejemplo pastoral del papa Francisco.
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