Dos diáconos transitorios serán ordenados el 1 de junio

El diácono David Arellano (izquierda) y el diácono Seth M. Seaman (derecha) sirven en la misa crismal el 25 de marzo, 2024 en la catedral diocesana del Sagrado Corazón en Richmond. (Foto/Michael Mickle)

Los diáconos David Arellano y Seth M. Seaman serán ordenados al sacerdocio por el obispo Barry C. Knestout el 1 de junio en la catedral diocesana del Sagrado Corazón en Richmond.

 

El diácono David Arellano: ‘El Señor me estaba llamando’

A los 26 años, el diácono David Arellano ya había discernido su vocación desde una temprana edad.

Él nació en Orange County, California, y se mudó a México con su abuela cuando tenía un año. Él vivió en México por nueve años. Regresó a los Estados Unidos en el 2006 cuando estaba en el tercer grado y vivía con su madre y su hermano en Rocky Mount.

El diácono Arellano dijo que desde su niñez, “mi abuela siempre creía que yo iba a ser sacerdote.”

El diácono David Arellano

Su madre Maria Emma Arellano compartió un sentimiento similar el año pasado cuando su hijo fue ordenado al diaconado transitorio. Dijo que cuando tenía casi cuatro años, el diácono Arellano intentó acercarse al altar durante la misa varias veces diciendo que quería “ayudar al sacerdote.”

El diácono Arellano recontó que al mirar al sacerdote durante la misa cuando era joven, se dio cuenta que: “Lo que estaba haciendo el sacerdote era lo que yo quería hacer.”

Dijo que estos sentimientos aumentaron aún más al crecer su relación con el Señor. “Empecé a querer algo más allá de mí mismo y supe que el Señor me estaba llamando a ello.”

El diácono Arellano habló con una voz tranquila pero con convicción. “Este anhelo de servir creció más y más en mí y ahora, no puedo imaginar otra vocación.”

‘Entregarse completamente a Dios’

Aunque todavía pudo sentir el llamado del Señor al sacerdocio, el diácono Arellano se matriculó a Hampden-Sydney College después de la escuela secundaria para estudiar la química. Imaginó una carrera académica como profesor de ciencias. Él deseaba empezar como maestro en la escuela secundaria, y luego obtener una maestra y un doctorado para enseñar en una universidad.

Ya había puesto su depósito para empezar sus estudios cuando, por medio de la inspiración del Espíritu Santo, decidió cambiar sus planes.

Cinco días después de graduarse de la escuela secundaria, el diácono Arellano fue aceptado al seminario de St. John Paul II. Obtuvo su licenciatura de Catholic University of America (CUA) en Washington, D.C. Terminó el programa y se graduó en el 2019. Luego, ingresó al seminario de St. Mary’s en Emmitsburg, Maryland, para continuar con su formación.

“En mis estudios siempre trato de recordar que estoy haciendo todo para la gloria de Dios,” dijo el diácono Arellano. “Mis estudios me han ayudado a entender la importancia de entregarse completamente a Dios – no solo la vida espiritual, pero la mente también.”

Cuando sea sacerdote, el diácono Arellano dijo que todavía será maestro – pero no de la química.

Sus talentos musicales también forman parte de su vocación. Él ha tocado el saxofón desde el sexto grado. En el seminario, practicaba el canto gregoriano para la misa.

‘Quiero ser el instrumento’

Cuando sea sacerdote, el diácono Arellano dijo que espera celebrar la misa y escuchar confesiones.

Él dijo, “Quiero ser el instrumento que el Señor utiliza para hacer crecer Su amor y Su misericordia hacia sus ovejas. Quiero ser ese vínculo que ofrece la gracia del Señor por medio de mi servicio.”

Dijo que su año como diácono le dio mucha confianza. Recordó su última entrevista con The Catholic Virginian el año pasado. En ese tiempo, él admitió que estuvo un poco nervioso porque es una persona introvertida.

Como diácono fue asignado a la parroquia de Christ the Redeemer en Sterling, una comunidad grande y vibrante con más de 1,000 feligreses en la misa cada domingo.

“Me ayudó con mis interacciones interpersonales. Tuve que averiguar cómo entregarme al ministerio sin agotarme,” él explicó.

Él añadió que sus momentos favoritos como diácono han sido los bautismos; ha celebrado casi 30 bautismos.

“Cada vez que celebro un bautismo, admiro el niño quien ya pertenece totalmente a Dios. Aparte del Santísimo, este niño es lo más sagrado en el santuario,” él dijo.

Ha sentido mucha alegría en conocer a las familias y explicarles el significado del rito bautismal. También dijo que le gusta predicar.

“Predicar es más fácil de lo que pensaba,” él dijo. “Ha sido una experiencia fantástica – confío en las gracias de mi ordenación para ayudar con mi ministerio.”

Para aquellos que están discerniendo el sacerdocio, él dijo, “No temas. Es una frase que siempre repetimos, pero hay mucho poder en ella.”

“Sé que hay varias razones por tener miedo: ¿Cómo reaccionará mi familia? ¿Qué pensarán mis amigos? ¿Puedo aguantar hasta el fin? No temas,” él continuó.

Compartió que su hermano y su madre lo han apoyado en su camino.

“Si el Señor te está llamando a esta vocación, te dará la fuerza a cada paso del camino,” dijo el diácono Arellano.

¿Hay algo que quisiera decirse a sí mismo en diez años? “No olvides el momento en que te enamoraste con Dios,” él dijo. “Recuerda este encuentro, y en ello, encuentras un lugar de descanso.”

El diácono Arellano será ordenado al sacerdocio el 1 de junio en la catedral diocesana del Sagrado Corazón en Richmond. Dijo que su lugar favorito en la catedral para orar es enfrente del altar del Sagrado Corazón. “Allí busco al Señor, anhelando tener su corazón y su fervor para las almas.”

 

El diácono Seth M. Seaman: El Señor ‘siempre estaba a mi lado’

“Cuando era joven el sacerdocio no me llamaba la atención,” explicó el diácono Seth M. Seaman. “Empecé a discernir mi vocación como adulto.”

Él será ordenado al sacerdocio el 1 de junio, seis días antes de cumplir los 38 años.

El diácono Seaman se describe como un “libro abierto,” y se ríe cuando habla francamente sobre su camino al sacerdocio.

El diácono Seth M. Seaman

Él nació en un pueblo en Pennsylvania y se mudó a Hampton, Virginia, cuando tenía nueve años. Dijo que su niñez en Hampton era “maravillosa.”

A los 17 años experimentó algo que cambió su vida para siempre. “El Señor me habló de una manera verdadera y poderosa. No pude oírlo con los oídos sino con el corazón.”

“El Señor me dijo, ‘Seth, tú dices que eres cristiano, pero no me conoces. Conózcame,’” él continúo. “En ese momento, mi camino con el Señor comenzó.”

Un camino largo

Por 20 años, su camino era largo y sinuoso. El diácono Seaman fue bautizado en la Iglesia cuando tenía cuatro meses, pero dijo que puede contar con los dedos el número de veces que asistió a la iglesia como niño. Normalmente sólo iba para las bodas y los funerales.

Mientras estudiaba en Old Dominion University, leía las Sagradas Escrituras todos los días; al fin de su tiempo en la universidad asistía regularmente a una iglesia metodista. Se graduó y empezó a trabajar como ingeniero de diseño, pero dijo que el Señor lo seguía llamando. Se matriculó en el seminario Asbury Theological, un seminario metodista en Kentucky con la meta de ser un pastor metodista.

En este seminario leyó “Cur Deus Homo,” (“¿Por qué Dios se hizo hombre?”) por San Anselmo de Canterbury. El diácono Seaman dijo que este libro tuvo un impacto profundo en su ser.

San Anselmo “me ayudó a entender que la Iglesia Católica es algo bueno,” él dijo. “Desde entonces mi camino hacia la Iglesia comenzó. Comencé a ver la verdad hermosa y viva que me llevó con fuerza a la Iglesia.”

“Jesús se me ha revelado de varias maneras,” él dijo. “Tengo un entendimiento que evoluciona según cómo el Señor quiere que yo camine con él.”

En su camino hacia la Iglesia el diácono señaló que, “El Señor siempre estaba presente, siempre estaba conmigo, siempre estaba a mi lado, aun cuando no lo sabía.”

La adoración eucarística es una parte importante de su camino. Antes de que regresara a la Iglesia, un director espiritual católico le aconsejó que asistiera a la adoración al Santísimo.

“Cuando nos ponemos allí delante del Señor el Señor es fiel,” el diácono explicó. “El Señor apareció con poder en mi vida cuando estaba discerniendo mi llamado al catolicismo.”

Un camino extraordinario

El diácono Seaman se dio cuenta que el Señor tenía planes más allá de su llamado a la Iglesia. “He aprendido que el Señor me pide dos cosas,” él dijo. “Quiere que sea un evangelista y quiere que sea alguien que ayude a otros a encontrarlo, especialmente en los sacramentos.”

Sobre el sacerdocio él dijo, “Más que todo, quiero ver a la gente crecer como discípulos.”

Su ordenación al diaconado transitorio le ha ayudado “aprender cómo ser una persona pública.”

“Después de la ordenación, tienes que ser accesible y tienes que predicar la bondad y la verdad a todos,” dijo el diácono. “Me siento dichoso en pensar que la gente me ha confiado sus historias, sus penas, sus angustias y sus miedos, para que puedan percibir claramente la presencia de Dios en medio de las dificultades de la vida.”

Para aquellos que están discerniendo el sacerdocio aconsejó, “Acércate al Señor con humildad. … El Señor quiere formarnos, y cuando tenemos un corazón humilde y nos acercamos con este espíritu de humildad, el Señor puede hacer milagros.”

El diácono Seaman dijo, “Mis padres me apoyaron en el camino.” Su madre todavía está tratando de entenderlo, él dijo, pero ella se llenó de emoción cuando fue ordenado al diaconado transitorio.

Su padre falleció en 2018, pero también lo apoyó cuando entró al seminario. Unos pocos meses antes de su muerte, se convirtió a la fe y fue confirmado en la Iglesia.

El diácono Seaman será ordenado al sacerdocio el 1 de junio en la catedral diocesana del Sagrado Corazón en Richmond. “Cuando llego a la catedral, siempre voy a la estatua de San Pedro,” él dijo. “Él me ha hablado muchas veces y me ha encaminado.”

Su versículo favorito es 1 Pedro 3,15: “Santifiquen a Cristo como Señor en sus corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes, pero háganlo con mansedumbre y reverencia.”

El diácono dijo que quiere que este versículo conduzca cada aspecto de su vida especialmente como sacerdote.

“Este es un camino extraordinario y maravilloso en el que el Señor me ha llamado,” él dijo. “No es algo que esperaba, pero fue algo que me ha formado en la persona que hoy puede ministrar a la gente de Dios.”

 

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