El Papa: Nosotros, ¿dónde buscamos al Resucitado?

El Papa Francisco da la oración de apertura durante la misa Pascual en la Plaza de San Pedro en el Vaticano el 9 de abril de 2023. (Foto de CNS/Chris Warde-Jones)

El Papa Francisco en su alocución previa al Regina Coeli, recuerda el Evangelio de hoy, domingo de la Divina Misericordia, que narra dos apariciones de Jesús resucitado a los discípulos y en particular a Tomás, el “apóstol incrédulo”. Tomás pide una señal extraordinaria y Jesús le muestra sus llagas, yendo delante de todos, en la comunidad.

Patricia Ynestroza-Ciudad DeL Vaticano

En su alocución previa al Regina Coeli, de hoy 16 de abril 2023, Domingo de la Divina Misericordia, Francisco reflexionó sobre las dos apariciones de Jesús resucitado a los discípulos y a Tomás, quien para creer, pide una “señal extraordinaria: tocar las llagas”. Jesús se las muestra, pero de forma ordinaria, yendo delante de todos, en la comunidad. Como diciéndole, afirma el Papa, “si quieres encontrarme no busques lejos, quédate en la comunidad, con los otros; no te vayas, reza con ellos, parte con ellos el pan”.

Le muestra sus llagas. Las pruebas de su amor

Jesús complace a Tomás, aparece de nuevo en medio de sus discípulos y le muestra sus llagas, las pruebas de su amor, los canales siempre abiertos de su misericordia. En la comunidad, porque es allí donde se le encuentra a Jesús, señaló el Papa.

Es en la comunidad donde Tomás descubrirá su rostro, mientras con los hermanos Tomás comparte momentos de oscuridad y de miedo.

Nosotros, ¿dónde buscamos al Resucitado?

“Queridos hermanos y hermanas, la invitación hecha a Tomás es válida también para nosotros. Nosotros, ¿dónde buscamos al Resucitado? ¿En algún evento especial, en alguna manifestación religiosa espectacular o sorprendente, únicamente en nuestras emociones o sensaciones?”

¿O en la comunidad, en la Iglesia, aceptando el desafío de quedarnos, aunque no sea perfecta? Pregunta Francisco, una comunidad donde, no obstante, todos sus límites y sus caídas, que son nuestros límites y nuestras caídas, dijo.

“Nuestra Madre Iglesia es el Cuerpo de Cristo; y está ahí, en el Cuerpo de Cristo, que se encuentran impresas, todavía y para siempre, las señales más grandes de su amor”.

Luego, nos pregunta el Pontífice, si cada uno de nosotros, en nombre de este amor, en nombre de las llagas de Jesús, estamos dispuestos a abrir los brazos a quien está herido por la vida, sin excluir a nadie de la misericordia de Dios, sino acogiendo a todos, señaló, cada uno como un hermano, como una hermana.

No siempre es fácil creer

En su alocución, el Santo Padre, afirma que, como Tomás, también cada uno de nosotros, siente la dificultad en creer.

“De hecho, no siempre es fácil creer, especialmente cuando, como en su caso, se ha sufrido una gran decepción. Tomás ha seguido a Jesús durante años, corriendo riesgos y soportando penalidades, pero el Maestro fue crucificado como un delincuente y nadie lo ha liberado, ¡nadie ha hecho nada! Ha muerto y todos tienen miedo. ¿Cómo fiarse todavía?”

Cuando Tomás se aleja, Jesús se aparece por primera vez a los discípulos la noche de Pascua, y puede recuperar esa ocasión volviendo con los otros, volviendo allí, afirmó Francisco, en esa familia que ha dejado asustada y triste. Cuando lo hace, cuando vuelve, le dicen que Jesús ha venido, pero a él le cuesta creer; quisiera ver sus llagas. Y Jesús le complace.

Sus llagas, canales abiertos de su misericordia

En la comunidad, podemos encontrar a Jesús, es ahí, dijo el Papa, que Jesús nos muestra, “impresas en su cuerpo, las señales de las llagas: las señales del Amor que vence el odio, del Perdón que desarma la venganza, de la Vida que derrota la muerte”.


Francisco: Anuncia al Señor y lo encontrarás, siempre en camino

En su alocución antes de rezar el Regina Caeli en el lunes de la Octava de Pascua, el Papa reflexionó sobre la importancia de no desanimarse, de superar los miedos y las angustias, como las mujeres que encontraron el sepulcro vacío cuando fueron a honrar el cuerpo de Jesús, y luego se encontraron con el Señor cuando lo anunciaron. En sus saludos posteriores a la oración, el Santo Padre agradeció los augurios pascuales que ha recibido en estos días.

Las mujeres fueron las primeras en ver y encontrar a Jesús resucitado en la mañana de Pascua. Lo recuerda el Evangelio (Mt. 28, 8-15) que la Iglesia proclama este lunes 10 de abril, de la Octava de Pascua, también conocido como Lunes del Ángel. El texto está al centro de la reflexión del Santo Padre, quien se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico para rezar la oración mariana del Regina Caeli con miles de fieles y peregrinos congregados en el Vaticano.

“Podríamos preguntarnos: ¿por qué ellas?”, expresó Francisco, quien alegó una razón muy sencilla: fueron las primeras en ir al sepulcro. El Papa reconoció que también ellas sufrían por el modo en que parecía haber terminado la historia de Jesús. No obstante, a diferencia de los demás, no se quedaron en casa paralizadas por la tristeza y el miedo. Más bien “por la mañana temprano, al salir el sol, fueron a honrar el cuerpo de Jesús llevando ungüentos aromáticos. El sepulcro había sido sellado y se preguntan quién pudo quitar la piedra (cf. Mc 16,1-3)”.

“Pero su voluntad de realizar aquel gesto de amor prevalece por encima de todo”, observó el Sucesor de Pedro. Las discípulas “no se desaniman, salen de sus miedos y de sus angustias. Este es el camino para encontrar al Resucitado”, enseñó Bergoglio.

Compartir la alegría

El Pontífice argentino invitó a recorrer la escena descripta en el Evangelio, animando a fijarse en un detalle: Jesús sale al encuentro de las discípulas cuando ellas van a anunciarlo.

“Esto es hermoso: cuando anunciamos al Señor, el Señor viene a nosotros. A veces pensamos que la manera de estar cerca de Dios es tenerlo estrechamente junto a nosotros; porque después, si nos exponemos y hablamos de esto, llegan los juicios, las críticas, tal vez no sabemos responder a ciertas preguntas o provocaciones, y entonces es mejor no hablar de esto. En cambio, el Señor viene cuando lo anunciamos. Tú siempre encuentras al Señor en el camino del anuncio. Anuncia al Señor y lo encontrarás. Busca al Señor y lo encontrarás. Siempre en camino. Esto es lo que nos enseñan las mujeres: a Jesús se le encuentra dando testimonio de Él. Pongamos esto en el corazón: Jesús se encuentra testimoniándolo”.

Como ocurre con el nacimiento de un hijo, “una de las primeras cosas que hacemos es compartir este feliz anuncio con los amigos. Y al contárselo, también nos lo repetimos a nosotros mismos y, de alguna manera, hacemos que cobre aún más vida en nosotros”. Hay que procurar, sin embargo, que esta proclamación se realice “no con propaganda o proselitismo”, sino “con respeto y amor, como el don más hermoso para compartir”.

Ningún obstáculo para el anuncio

“Pensemos de nuevo en las mujeres del Evangelio, continuó el Santo Padre, la piedra del sepulcro estaba sellada, toda la ciudad había visto a Jesús en la cruz y, no obstante eso, ellas van a la ciudad a anunciarlo. “Cuando se encuentra a Jesús, ningún obstáculo puede impedirnos anunciarlo”, dijo Francisco. “En cambio, si nos guardamos solo para nosotros su alegría, tal vez sea porque todavía no lo hemos encontrado de verdad”, añadió.

Para concluir, Francisco estimuló a la multitud a preguntarse: “¿Cuándo fue la última vez que di testimonio de Jesús? Hoy, ¿qué hago para que las personas que encuentro reciban la alegría de su anuncio? Y de nuevo: ¿puede alguien, pensando en mí, decir: ¿esta persona está serena, es feliz, es buena porque ha encontrado a Jesús?”. El Papa pidió a la Virgen “que nos ayude a ser anunciadores alegres del Evangelio”.

El Papa agradece los augurios pascuales recibidos

Francisco manifestó su gratitud a todos los que, en estos días, le han enviado expresiones de buenos deseos, agradeció las plegarias y pidió que Dios recompense a cada uno con sus dones.

Asi mismo, deseó a todos “que pasen estos días de la Octava de Pascua, en los que se prolonga la celebración de la Resurrección de Cristo, en la alegría de la fe”.

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