El Papa: Den un rostro a la caridad
laboriosa de la Iglesia hacia los migrantes

El Papa Francisco escucha al Padre Leonir Chiarello, Superior General de los Misioneros Scalabrinianos, hablar durante una audiencia con representantes del Global Solidarity Fund en el Vaticano el 25 de mayo de 2022. El Papa pidió esfuerzos para integrar a los migrantes cuando lleguen a sus nuevos países. (Foto del CNS/Vatican Media)

En un mensaje dirigido a la Comisión Católica Internacional para las Migraciones, Francisco insta a la Iglesia a “servir a todos” y a “trabajar incansablemente por la construcción de un futuro de paz”.

Un sincero agradecimiento por el trabajo realizado en los últimos 70 años, en particular, por la ayuda a las Iglesias para responder a los desafíos del desplazamiento masivo causado por la guerra en Ucrania, “el mayor movimiento de refugiados que se ha producido en Europa desde la Segunda Guerra Mundial”: es el que expresa el Papa Francisco en un mensaje a los participantes en el Consejo Plenario de la Comisión Católica Internacional para las Migraciones, reunido en estos días para “elegir el nuevo cuadro directivo de la Comisión, aprobar los nuevos estatutos y determinar las líneas operativas para los próximos años”.

En el texto, el Papa también menciona “a los millones de solicitantes de asilo, refugiados y desplazados en otras partes del mundo, que necesitan desesperadamente ser acogidos, protegidos y amados”:

“Como Iglesia queremos servir a todo el mundo y trabajar incansablemente por la construcción de un futuro de paz. ¡Ustedes tienen la posibilidad de dar un rostro a la caridad laboriosa de la Iglesia para con ellos!”

Una red para ayudar a migrantes y refugiados

En primer lugar, Francisco recuerda el objetivo de la Comisión, fundada por el Venerable Papa Pío XII, en 1951: “formar una red entre las Conferencias Episcopales del mundo entero, que pudiera asistirlas en su servicio pastoral a los migrantes y refugiados”.

La Comisión es una expresión colegial de la acción pastoral, en el ámbito migratorio, de los obispos que, en comunión con el Papa, participan en su “atención a la Iglesia universal en un vínculo de paz, de amor y de unidad” (Lumen Gentium, 22).

El Santo Padre evidencia que en la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium, la Comisión Católica Internacional para las Migraciones, “es mencionada y colocada entre las competencias del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral (cf. Art. 174 § 2), para que su naturaleza y misión sean salvaguardadas de acuerdo con sus principios originales”. Y añade:

En el Consejo Plenario ustedes representan oficialmente a las Conferencias Episcopales que han dado su adhesión a la Comisión. Su voluntad de colaborar juntos para acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes y refugiados se ve confirmada por su presencia.

La misión ad intra y ad extra de la Comisión

En la segunda parte del mensaje, el Papa describe la “misión eclesial de la Comisión” que se desarrolla en dos direcciones: ad intra y ad extra.

Ad intra, “está llamada a ofrecer una asistencia cualificada a las Conferencias Episcopales y a las Diócesis que tienen que responder a los numerosos y complejos desafíos migratorios de la actualidad”, explica el Pontífice.

Por ello, se compromete a fomentar el desarrollo y la puesta en marcha de proyectos de pastoral migratoria y la formación especializada de agentes pastorales en ámbito migratorio, siempre al servicio de las Iglesias particulares y según sus propias competencias.

Ad extra, precisa, “la Comisión está llamada a responder a los desafíos globales y a las emergencias migratorias con programas específicos, siempre en comunión con las Iglesias locales”.

Además, añade el Papa, “está encargada de desarrollar actividades de promoción como organización de la sociedad civil en el ámbito internacional. La Comisión compromete a la Iglesia y trabaja por una mayor sensibilización internacional sobre las cuestiones migratorias para promover el respeto de los derechos humanos y la promoción de la dignidad de las personas según las orientaciones de la doctrina social de la Iglesia”.


Indulgencia plenaria por la Jornada de los abuelos y los mayores

Este es el logo para la Jornada Mundial de los Abuelos y los Ancianos, que se celebrará el 24 de julio de 2022. Los fi eles pueden obtener una indulgencia plenaria participando en los actos de ese día. (Foto CNS/Cortesía del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida)

Con motivo de la jornada del próximo 24 de julio, la Penitenciaría Apostólica concede la oportunidad a quienes participen en la misa presidida por el Papa Francisco en San Pedro, a los enfermos que la sigan desde casa y a quienes dediquen tiempo a visitar a personas avanzadas en edad, especialmente a las que están solas o afectadas por la enfermedad y la discapacidad

Ciudad del Vaticano

La Penitenciaría Apostólica, acogiendo la solicitud presentada por el Cardenal Kevin Joseph Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, con motivo de la II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, ya instituida por el Papa Francisco el cuarto domingo de julio, comunica en una nota la facultad de obtener la Indulgencia Plenaria en las condiciones habituales (Confesión Sacramental, Comunión eucarística y oración según las intenciones del Sumo Pontífice) “a los abuelos, a los ancianos y a todos los fieles que, movidos por el verdadero espíritu de penitencia y caridad, participarán el 24 de julio de 2022” en la “solemne celebración que el Santo Padre Francisco presidirá en la Basílica Papal del Vaticano, o en las diversas celebraciones que tendrán lugar en todo el mundo”. La indulgencia podrá aplicarse también como sufragio a las almas del purgatorio”.

Indulgencia también para los enfermos y quienes visitan a los ancianos

La Indulgencia Plenaria, precisa la nota, se concede también el mismo día a los fieles “que dedicaran un tiempo adecuado a visitar, de forma presencial o virtual, a través de los medios de comunicación, a los hermanos ancianos en situación de necesidad o dificultad (como los enfermos, los abandonados, los discapacitados)”.

Además, se concederá la misma Indulgencia Plenaria a los ancianos enfermos y a todos aquellos que, “imposibilitados de salir de su casa por un motivo grave, se unan espiritualmente a las sagradas celebraciones de la Jornada Mundial, ofreciendo a Dios Misericordioso sus oraciones, dolores y sufrimientos de la propia vida, especialmente mientras se difunden por los medios de comunicación las palabras del Pontífice y las diversas celebraciones”.

La nota finaliza con una petición a los sacerdotes “para que se pongan a disposición con un espíritu dispuesto y generoso para la celebración del Sacramento de la Penitencia”.

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