Ángelus del Papa: Pactar con el mal conduce a la esclavitud

El Papa Francisco saluda a la multitud mientras dirige el Ángelus desde la ventana de su estudio con vistas a la plaza de San Pedro del Vaticano 13 de marzo de 2022. Pidiendo de nuevo por la paz en Ucrania, el Papa Francisco dijo que los que apoyan la violencia profanan el nombre de Dios (Foto de CNS/Paul Haring)

Francisco, antes del rezo mariano, recordó que la verdadera felicidad y la libertad están en el compartir, no en aprovecharse de los demás para alcanzar privilegios y poder. Esas tentaciones se vencen con la Palabra de Dios.

Ceder a las tentaciones adormece las conciencias porque se justifica el mal disfrazándolo con buenas intenciones. Esta es una de las reflexiones del Papa Francisco, en su alocución antes del rezo mariano del Ángelus de este primer domingo de Cuaresma, que propone el pasaje evangélico que lleva a Jesús al desierto donde, por cuarenta días, es tentado por el diablo (cf. Lc 4,1-13).

El veneno de las pasiones

“El desierto -dijo el Santo Padre- simboliza la lucha contra las seducciones del mal para aprender a elegir la verdadera libertad”. Y la experiencia de Jesús antes de comenzar su misión pública es precisamente “una lucha espiritual” para combatir las tentaciones, como la de “sacar provecho” de ser Hijo de Dios, y aumentar su poder. Una “propuesta seductora”, afirmó Francisco, que solo conduce a la esclavitud del corazón, pues “nos obsesiona con el ansia de tener, reduce todo a la posesión de cosas, de poder y de fama”. Las tentaciones son el “el veneno de las pasiones” en las que se arraiga el mal, pero se vencen con la Palabra de Dios.

“No hay que aprovecharse, no hay que utilizar a Dios, a los demás y las cosas para uno mismo, no hay que aprovecharse de la propia posición para adquirir privilegios. Porque la verdadera felicidad y la libertad no están en el poseer, sino en el compartir; no en aprovecharse de los demás, sino en amarlos; no en la obsesión por el poder, sino en la alegría del servicio”, subrayó el Pontífice.

Con la tentación no se dialoga

El Santo Padre recordó que las tentaciones, que nos acompañan en todo el camino de la vida, se presentan muchas veces bajo una “aparente forma de bien”, “con ojos dulces”, “con cara de ángel”, incluso enarbolando religiosidad. Esto es un engaño del diablo que es astuto y hace que una mala acción o caer en la tentación se justifique con las buenas obras o gestos de la cotidianidad. “Si cedemos a sus halagos -puntualizó Francisco – acabamos justificando nuestra falsedad enmascarándola con buenas intenciones”.

“Con la tentación no se debe dialogar, no debemos caer en ese adormecimiento de la conciencia que nos hace decir: “En el fondo, no es grave, ¡todos lo hacen así!”, agregó el Santo Padre al recordar que Jesús, no pacta con el mal, se opone al diablo con la Palabra de Dios.

Un desierto cuaresmal

Al concluir su reflexión, el Papa invitó a vivir el tiempo de Cuaresma como un tiempo en el desierto, es decir, dedicado al silencio y a la oración para que “podamos detenernos y mirar lo que se agita en nuestro corazón”.

“Hagamos claridad interior, poniéndonos ante la Palabra de Dios en la oración, para que tenga lugar en nosotros una lucha beneficiosa contra el mal que nos hace esclavos, una lucha por la libertad”, concluyó el Pontífice, al pedir a la Virgen que nos acompañe en el desierto cuaresmal y nos ayude en nuestro camino de conversión.


Francisco: 50% de pobres, 50% de derechos humanos incumplidos

 

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El Papa envió un videomensaje a los asistentes a la primera Cumbre de Magistradas y Magistrados sobre Derechos Sociales y Doctrina Franciscana en tiempos de pandemia y pospandemia, que se desarrolló en Misiones, Argentina. “Poder transformar para el bien es la gran oportunidad de la existencia humana”, afirmó, y los invitó a ser valientes, no perder la fe y sostener el rumbo.

Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano

Puerto Iguazú, en la provincia argentina de Misiones, es la sede de la primera Cumbre de Magistradas y Magistrados sobre Derechos Sociales y Doctrina Franciscana en tiempos de pandemia y pospandemia, organizado por el Comité Panamericano de Juezas y Jueces por los Derechos Sociales y Doctrina Franciscana. Del 3 al 4 de marzo, los asistentes compartieron dos intensas jornadas de reflexión, con seis paneles: medioambiente; refugiados, migrantes y desplazados; Estado y Mercado, gestión pública y economía popular; pueblos indígenas; trata de personas, niñez, adolescencia y género; emergencia habitacional y derecho a una vivienda digna.

El mencionado Comité se constituyó según acta dada el 4 de junio de 2019 en la Ciudad del Vaticano, bajo la inspiración de las palabras de Francisco, quien la suscribió personalmente.

Pensar la justicia, repensar la misión

Para este encuentro el Papa envió un videomensaje, expresando la alegría de saludarlos y su satisfacción por el hecho de que la provincia de Misiones los albergue “para poder reunirse a pensar la justicia y repasar la misión que tienen como jueces en este presente tan complejo”.

“Hace tiempo que, cuando pienso en la justicia, me preocupa –la palabra es dura, pero la diré igual- una cierta insustancialidad, con la que tan a veces se la analiza. Me duele ver cómo las formas van tapando la sustancia, cómo es el reinado de las formas y la sustancia se pierde, cómo esta cultura del adjetivo mata lo sustantivo. Los adjetivos reemplazan los sustantivos, y vamos perdiendo día a día profundidad y nos mantenemos en la superficie. No se trata de pintar la realidad o de barnizarla, sino de ir a la esencia de la realidad”.

Francisco manifestó su sorpresa por la constante generación de “normas de todo tipo para garantizar los derechos humanos” y la creación de órganos especializados para velar por esos derechos. “Todo luce muy bien, está bien barnizado, pero… ¿qué ocurre en el plano de lo real? ¿Qué ocurre en el plano real con los derechos humanos, por ejemplo?”, reflexionó.

A veces, encontrando metáforas, pienso en la naturaleza. Me da la impresión de que estamos viendo la justicia como una hoja de un árbol cuyas raíces están enfermas y su tronco, casi seco. Esa hoja, todavía con un poco de verde, con débil lozanía, está condenada a morir si no curamos desde la base a este árbol que está agonizando”, afirmó.

“Un 50% de pobres es, con total certeza, un 50% de derechos humanos incumplidos”

El Obispo de Roma consideró que “el abordaje superficial y pequeño de la justicia no tiene entidad frente al drama de la injusticia estructural, y eso es lo que muchas veces pasa hoy en tantas sociedades del mundo”. Francisco aseguró que “estamos pensando en el detalle, a veces insignificante, cuando los procesos de deterioro humano y de deterioro social se nos están viniendo encima con sus secuelas de dolor y de degradación”.

El Santo Padre lanzó un mensaje contundente: “Un 50% de pobres es, con total certeza, un 50% de derechos humanos incumplidos”, y añadió que “es hora de reemplazar los discursos por las palabras, la naturaleza hipotecada y la humanidad en peligro nos llaman desesperadamente a actuar, y debemos responder a este llamado”.

Según el Papa, las personas que tienen el privilegio de estar investidas por el poder judicial tienen todavía mayor responsabilidad en este “duro presente”, así lo valoró. “La omisión, el facilismo, el conformismo y el desinterés por el otro son formas de corrupción, tan dañinas como el propio cohecho”, agregó. Para Francisco, la jueza o el juez que no vive ni siente el sufrimiento del otro, que no comprende la dimensión de reclamo social de justicia, “difícilmente pueda obrar su misión de juzgador”.

El Pontífice los invitó a ser valientes, a sentir, a no perder la fe, a sostener el rumbo. “Y es la gran oportunidad de la existencia humana: poder transformar para el bien”, dijo, con la esperanza de que la Cumbre los ayude a ser protagonistas de este camino. “No lo abandonen. Vean en Jesús, en Cristo, el ejemplo de quien sintió, actuó y se comprometió sin condiciones para luchar por la redención humana. En Él, todos los hombres y mujeres honestos y buenos encontrarán con seguridad fieles compañeros de ruta”, expresó, y concluyó con su habitual petición de rezar por él.

Más allá de los nominalismos

Desde Misiones, Gustavo Daniel Moreno, Asesor Tutelar ante la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina comentó a Radio Vaticana – Vatican News que “la idea es encontrar, como dice Francisco, una justicia que no solamente sea un nominalismo jurídico, sino que aquellas leyes y sentencias que se dicten realmente se ejecuten, tengan eficacia y puedan transformar la calidad de vida de las personas que son justiciables”.

El magistrado subrayó que pretenden “escapar de la formalidad e ir a un derecho sustancial”. “No es solo una cuestión de formas. Hoy, la justicia, el derecho están más en una cuestión de formas. Nosotros adherimos a esto y nosotros vamos por convertir una justicia realmente para los más vulnerables”, consideró Moreno.

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