Ángelus del Papa: “La Palabra es el faro que
guía el camino sinodal iniciado en la Iglesia”

El Papa Francisco encabeza una reuni n con representantes de las conferencias episcopales de todo el mundo en el Vaticano el 9 de octubre de 2021. La reuni n se produjo cuando el Vaticano lanz  el proceso que conducir  a la asamblea del S nodo mundial de los Obispos en 2023. (foto del SNC/Paul Haring)

A la hora del rezo del Ángelus y con motivo de la celebración del Domingo de la Palabra de Dios, el Santo Padre alentó a los sacerdotes y a los fieles, a predicar el Evangelio tocando el alma y la vida de la gente evitando el riesgo de que nuestras enseñanzas “permanezcan genéricas y abstractas”. El Pontífice también exhortó a todos a leer cada día un pasaje de la Palabra, que es “el faro que guía el camino sinodal iniciado en la Iglesia”.

Sofía Lobos, Ciudad del Vaticano

El 23 de enero, y tras haber presidido la Misa con ocasión de la celebración del Domingo de la Palabra de Dios; el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus a la hora del mediodía romano, asomado desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano.

Ante la presencia de los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, el Pontífice reflexionó sobre la Liturgia del día que nos presenta el momento en el que Jesús inaugura su predicación captando la atención popular (cfr Lc 4,14-21).

“Se dirige a Nazaret, donde creció, y participa en la oración en la sinagoga. Se levanta a leer y, en el volumen del profeta Isaías, encuentra el pasaje sobre el Mesías, que proclama un mensaje de consolación y liberación para los pobres y los oprimidos (cfr Is 61,1-2)”, explicó Francisco, subrayando que, tal como dice el Evangelio de Lucas, terminada la lectura, “todos los ojos estaban fijos en él”.

Jesús predica ungido por el Espíritu

En su alocución, el Santo Padre destacó e que la primera palabra de la predicación de Jesús contada en el Evangelio de Lucas es “hoy”, un término “que atraviesa toda época y permanece siempre válido”:

“La profecía de Isaías se remontaba a siglos antes, pero Jesús, por la fuerza del Espíritu (v. 14), la hace actual y, sobre todo, la lleva a cumplimiento”, puntualizó.

El segundo punto subrayado por el Obispo de Roma es la admiración con la que los paisanos de Jesús reciben sus palabras:

“Incluso si, nublados por los prejuicios, no le creen -continuó Francisco- se dan cuenta de que su enseñanza es diferente de la de otros maestros: intuyen que en Jesús hay más: la unción del Espíritu Santo.

Homilías que no “duerman el alma”

En este sentido, el Pontífice puso en guardia sobre el riesgo de hacer que nuestras predicaciones y nuestras enseñanzas “permanezcan genéricas y abstractas”, sin tocar el alma y la vida de la gente:

“También muchas homilías – lo digo con respeto pero con dolor – son abstractas, y en vez de despertar el alma la duermen. Cuando los fieles empiezan a mirar el reloj – “¿cuándo terminará esto?” – duermen el alma. La predicación corre este riesgo: sin la unción del Espíritu empobrece la Palabra de Dios, cae en el moralismo o en conceptos abstractos; presenta el Evangelio con desapego, como si estuviera fuera del tiempo, lejos de la realidad. Y este no es el camino.”

Pero… ¿Por qué ocurre esto? Para el Papa la respuesta es sencilla:

«Porque les falta la fuerza de este hoy, ese que Jesús “llena de sentido” con el poder del Espíritu. Se escuchan conferencias impecables, discursos bien construidos, pero que no mueven el corazón, y así todo queda como antes. La predicación corre este riesgo: sin la unción del Espíritu empobrece la Palabra de Dios, cae en el moralismo y en conceptos abstractos; presenta el Evangelio con desapego, como si estuviera fuera del tiempo, lejos de la realidad».

Por esto -añade Francisco-quien predica es el primero que debe experimentar el “hoy de Jesús”, para así poderlo comunicar en el hoy de los otros.

Papa: “Gracias a todos los predicadores del Evangelio”

Asimismo, en el marco del Domingo de la Palabra de Dios, el Santo Padre agradeció a todos los predicadores y los anunciadores del Evangelio:

“Recemos por ellos, para que vivan el hoy de Jesús, la dulce fuerza de su Espíritu que vuelve viva la Escritura. La Palabra de Dios, de hecho, es viva y eficaz (cfr Hb 4,12), nos cambia, entra en nuestros asuntos, ilumina nuestra vida cotidiana, consuela y pone orden. Recordemos: la Palabra transforma una jornada cualquiera en el hoy en el que Dios nos habla”

En este contexto, Francisco invitó a los fieles a tomar el Evangelio en la mano y leer o releer con calma, cada día un pequeño pasaje:

“Con el tiempo descubriremos que esas palabras están hechas a propósito para nosotros, para nuestra vida. Nos ayudarán a acoger cada día con una mirada mejor, más serena, porque, cuando el Evangelio entra en el hoy, lo llena de Dios”

Finalmente, el Papa propuso leer cada día el Evangelio de Lucas, el “Evangelio de la misericordia”, que en este año litúrgico es proclamado durante los domingos: “Familiaricémonos con el Evangelio, ¡nos traerá la novedad y la alegría de Dios!”, añadió.

El faro que guía el recorrido sinodal

El Sucesor de Pedro, concluyó haciendo hincapié en que la Palabra de Dios es también “el faro que guía el recorrido sinodal” iniciado en toda la Iglesia.

“Mientras nos comprometemos a escucharnos unos a otros, con atención y discernimiento, escuchemos juntos la Palabra de Dios y el Espíritu Santo. La Virgen nos conceda la constancia para nutrirnos cada día con el Evangelio”, aseveró.


Cuaresma, Tiempo de Reflexión y Esperanza

 

Por Diácono Ramón Rivera Robles

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo en familia, con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que, por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.

La Iglesia en este tiempo de Cuaresma nos invita a un tiempo especial, a detenernos y hacer una introspección donde, por medio de la oración, de ayuno y abstinencia, caminaremos junto a nuestro Salvador, el camino de la pasión, muerte y resurrección.

Muchas veces tenemos la impresión de que la Cuaresma, es un tiempo triste, y no es así, La Cuaresma es una oportunidad de poner la vida en orden y orden en la vida. Es llenarnos de la certeza de que hubo uno que pago el precio, por todos nuestros pecados y nos espera con los brazos abiertos. Es tiempo de Reflexión y de Esperanza, donde el Amor de Dios inunda nuestros corazones, para continuar el camino al encuentro del Señor.

Es sentirnos, Hijo Prodigo, que vuelve al Padre, arrepentido, pero seguro de que hay un Padre que nos perdona y nos ama, sin importar, nuestro pasado y nuestra historia, pues Él la conoce. Solo él quiere que confiemos en su Misericordia, pues Él es lento a la ira y rico en clemencia. Ese Padre, que nos Ama, sabe que una vez en sus brazos, nos sentiremos amados y jamás volveremos atrás.

La conversión consta precisamente de una lucha diaria, pues prometemos luchar con el pecado, después de haber reconocido nuestras faltas y hacer un acto de contrición. Nos arrepentimos, porque no queremos ofender un Dios tan bueno, que nos ama desde siempre.  Pero para esta experiencia, hay que tener un encuentro personal con Jesucristo, al que seguiremos en este tiempo de Cuaresma, tal vez sin saber porque, pues Él no quiere sacrificios, sino tu corazón, pues un corazón contrito y humillado Él no lo desprecia. Dice la Palabra que es tiempo del Señor y le dijo a Zaqueo, esta noche me hospedo en tu casa, Zaqueo acepto y luego le dijo hoy la bendición ha llegado a tu casa.

Hermana y Hermano hoy la bendición ha llegado a tu casa.

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