Catequesis del Papa: “La oración es
la fuerza de la Iglesia y de nuestra fe”

El papa Francisco dirige su audiencia general en la biblioteca del Palacio ApostÛlico en el Vaticano el 28 de abril de 2021. El papa reflexionÛ sobre el tema de la meditaciÛn mientras continuaba su serie de charlas sobre la oraciÛn.(Foto CNS/Vatican Media)

El Santo Padre reflexionó esta mañana, en la catequesis de su Audiencia General, sobre la “Iglesia como escuela de oración” y destacó la importancia transmitir, de generación en generación, “la lámpara de la fe con el aceite de la oración”. “Esta es la tarea esencial de la Iglesia: rezar y educar a rezar”, dijo Francisco.

O El miércoles 14 de abril, el Papa Francisco celebró su Audiencia General en la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, sin presencia de fieles a causa de las restricciones de la actual pandemia.

Iglesia “escuela de oración”

En su catequesis pronunciada en italiano, el Santo Padre reflexionó sobre la Iglesia como “escuela de oración”, ese don que en la infancia “hemos recibido con sencillez”-dijo Francisco- “nos damos cuenta de que es un patrimonio grande y muy rico, y que la experiencia de la oración merece ser profundizada cada vez más” (cfr ibid., 2688).

En este contexto, el Pontífice recordó que es precisamente en la infancia cuando muchos de los fieles aprenden “a silabear las primeras oraciones” junto con los padres o los abuelos.

“Quizá custodiamos el recuerdo de la madre y del padre que nos enseñaban a recitar las oraciones antes de ir a dormir. Esos momentos de recogimiento son a menudo aquellos en los que los padres escuchan de los hijos alguna confidencia íntima y pueden dar su consejo inspirado en el Evangelio. Hace bien recordarlos”.

El hábito de la fe no es inmediato, crece con nosotros

Por otra parte, el Santo Padre subrayó que el hábito de la fe no es inmediato, sino que se desarrolla con nosotros, “también a través de momentos de crisis y resurrecciones” y en este sentido, la respiración de la fe es la oración:

“Crecemos en la fe tanto como aprendemos a orar. Después de ciertos pasajes de la vida, nos damos cuenta de que sin la fe no hubiéramos podido lograrlo y que la oración ha sido nuestra fuerza. No solo la oración personal, sino también la de los hermanos y de las hermanas, y de la comunidad que nos ha acompañado y sostenido”.

Asimismo, el Papa hizo hincapié en que todo en la Iglesia nace en la oración, y todo crece gracias a la oración:

“Cuando el Enemigo, el Maligno, quiere combatir la Iglesia, lo hace primero tratando de secar sus fuentes, impidiéndoles rezar. Si cesa la oración, por un momento parece que todo pueda ir adelante como siempre, pero poco después la Iglesia se da cuenta de haberse convertido en un envoltorio vacío, de haber perdido el eje de apoyo, de no poseer más la fuente del calor y del amor”.

“Sin la fe todo cae”

Profundizando sobre las mujeres y los hombres santos de la Iglesia, el Santo Padre reiteró que estas personas, “no tienen una vida más fácil que los otros”, es más, “también tienen sus problemas que afrontar y, a menudo, son objeto de oposiciones”; pero su fuerza es la oración, que sacan siempre del “pozo” inagotable de la madre Iglesia.


El Papa: Santa Teresa de Ávila supo trasladar el cielo a la tierra

Una estatua de Santa Teresa de ¡vila se encuentra en el santuario de la Capilla Serra en la MisiÛn San Juan Capistrano en San Juan Capistrano, California, el 27 de julio de 2015. En un mensaje de video de 2021, marcando el 50 aniversario de la proclamaciÛn de Santa Teresa como doctora de la iglesia, el papa Francisco dijo que la santa espaÒola es un ejemplo para todos los cristianos de la importancia y necesidad de la oraciÛn. (Foto CNS/Nancy Wiechec)

El ejemplo de Santa Teresa de Jesús no es solo para aquellos que sienten la llamada a la vida religiosa, sino “para todos los que desean progresar en el camino de purificación de toda mundanidad”: así, el Papa Francisco, en su Mensaje dirigido al Congreso Internacional “Mujer Excepcional” con motivo de los 50 años del Doctorado de la Santa de Ávila, se refiere a la Santa andariega, de quien afirma que “tenerla como amiga, compañera y guía en nuestro peregrinaje terrenal confiere seguridad y sosiego en el alma”.

“Es hermoso recordar que todas las gracias místicas que recibía la trasladaban al cielo; pero ella supo trasladar el cielo a la tierra, haciendo de su vida una morada de Dios en la que todos tenían cabida”: son palabras del Papa Francisco referidas a Santa Teresa de Jesús en un Mensaje dirigido al Obispo de Ávila, Monseñor José María Gil Tamayo, con el que habló a los participantes en el Congreso Internacional que se lleva a cabo desde el 12 y hasta el jueves 15 de abril en la Universidad Católica Santa Teresa de Jesús de Ávila en España, con motivo de los 50 años del Doctorado de la Santa abulense. Firmado en la Solemnidad de san José, y leído en la apertura del Congreso, el Sucesor de Pedro recorre la figura de la santa de Ávila, que recibió de san Pablo VI el 27 de setiembre de 1970 el título de Doctora de la Iglesia, siendo la primera mujer en recibir el título que, tal como escribe el Santo Padre, “reconoce el precioso magisterio que Dios nos ha regalado en sus escritos y en el testimonio de su vida”.

Una llama que sigue brillando

Con las palabras de Pablo VI, Francisco recuerda la excepcionalidad de esta mujer, cuyo arrojo, inteligencia, tenacidad, a los que unió “una sensibilidad para lo bello y una maternidad espiritual hacia todos aquellos que se aproximaban a su obra”, son “un ejemplo eximio del papel extraordinario que la mujer ha ejercido a lo largo de la historia en la Iglesia y la sociedad”.

A pesar de los cinco siglos que nos separan de su existencia terrena, – dice el Pontífice – la llama que Jesús encendió en Teresa sigue brillando en este mundo siempre necesitado de testigos valientes, capaces de romper cualquier muralla, sea física, existencial o cultural.

Ejemplo para quien quiere progresar en la purificación

El Santo Padre afirma que Santa Teresa “nos sigue hablando hoy a través de sus escritos”. Su mensaje – añade – está abierto a todos, para que al conocerlo y contemplarlo nos dejemos seducir por la belleza de la palabra y por la verdad del contenido, y pueda hacer brotar dentro el deseo de avanzar en el camino hacia la perfección.

Tenerla como amiga, compañera y guía en nuestro peregrinaje terrenal confiere seguridad y sosiego en el alma. Su ejemplo no es solo para aquellos hermanos y hermanas nuestros que sienten la llamada a la vida religiosa, sino para todos los que desean progresar en el camino de purificación de toda mundanidad, y que conduce al desposorio con Dios, a las elevadas moradas del castillo interior.

Santa Teresa supo trasladar el cielo a la tierra

Alentando a todos los miembros de esa Iglesia particular y a los organizadores y participantes en el Congreso a seguir profundizando en el mensaje de la Santa abulense, escribe:

Es hermoso recordar que todas las gracias místicas que recibía la trasladaban al cielo; pero ella supo trasladar el cielo a la tierra, haciendo de su vida una morada de Dios en la que todos tenían cabida. Para que nuestra sociedad sea cada vez más humana, y todos podamos vivir en la fraternidad que viene de un mismo Padre, es todo un programa escuchar su invitación a “entrar en nosotros” para encontrar al Señor, y así testimoniar que “sólo Dios basta”.

La devoción de Santa Teresa por san José

Finalmente, se despide recordando la gran devoción de santa Teresa por san José, a quien la Santa andariega “tomó como maestro, abogado e intercesor”: “a él se encomendaba, – recuerda el Papa – teniendo la certeza de que recibiría las gracias que le pedía. De su experiencia animaba a otros a que hicieran lo mismo. Tal fue su devoción que, con motivo de sus fundaciones, recorría las tierras de Castilla y de Andalucía acompañada por la imagen de san José”.

“Los santos siempre van de la mano, y nos sostienen por la confianza puesta en su intercesión. Que ellos intercedan por ustedes.”

El mensaje está firmado en la Basílica de San Juan de Letrán, el 19 de marzo de 2021, en la Solemnidad de san José, Patrono de la Iglesia Universal.

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